El pasado 19 de octubre el Ministro Garcia Margallo, publicaba en el diario Milenio de México un artículo en relación a las intenciones independentistas del Govern de la Generalitat de Catalunya, en él apuntaba a la inexistencia, en constituciones democráticas del derecho a la autodeterminación, con las únicas excepciones de Etiopia y San Cristóbal y Nevis.
Cuatro días más tarde el Consejero Romeva, autodenominado Minister of Foreing Affairs de Catalunya, publicaba en el mismo medio una réplica a dicho artículo, donde anunciaba sin ningún tipo de rubor que, la misma constitución mexicana reconoce el derecho de autodeterminación, y cita el artículo 89.
Pues nada, nos vamos a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para ver exactamente qué es lo que dice sobre la autodeterminación, y efectivamente, el artículo 89 cita, sólo cita, el derecho de autodeterminación en su apartado X en el marco de las facultades y obligaciones del Presidente en relación a la política exterior. Vaya que no parece que pueda servir para que un Estado, de los que conforman los Estados Unidos Mexicanos, puedan exigir un referéndum de autodeterminación para independizarse.
Sorprende (o no, conociendo la forma de manipular la realidad del Minister Romeva y otros líderes independentistas catalanes) que habiendo llegado al artículo 89 del texto constitucional, haya omitido referencia alguna al artículo 2, ya me imagino que el título le debe provocar sarpullidos: “La Nación Mexicana es única e indivisible.”
Es en éste artículo donde se reconoce “el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación” … y sigue, … “se ejercerá en un marco constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional” el mismo artículo en su apartado A, explicita que “la libre determinación” significa “autonomía” y sigue relacionando todos aquellos aspectos que, en virtud de la autonomía, son competentes los pueblos y comunidades indígenas de México.
Vaya, que no solo no parece que “el derecho de autodeterminación” reconocido en México y apelado por Romeva no tiene nada que ver con lo que él pretende para Catalunya, si no que más bien se parece a la estructura política que dibuja la misma Constitución Española, de la que él se quiere desprender.